lunes, 3 de junio de 2013

Nunca te salgas del camino (02/06/2013) Clot de Galvany, Elche-Santa Pola, ALICANTE)


Por fin, después de una prolongada ausencia, había encontrado tiempo para visitar el Clot, como vengo haciendo habitualmente siempre que puedo. Tenía curiosidad por ver su aspecto tras las lluvias primaverales. Había amanecido un día soleado y despejado. Mientras unos encaminaban sus pasos a la playa, yo me dirigí al Clot por el camino habitual provisto de mi cámara de fotos y de la videocámara que siempre me acompañan en mis excursiones.


Deambulé con cuidado por la orilla este de la Charca central. estaba inundada por una somera lámina de agua. Las cigüeñuelas, sobrevolándome, marcaban mi posición.


En el entorno de la balsa depuradora, rodeada de un espeso carrizal, observé una zona de aguas libres cubierta parcialmente por un tapiz denso de algas filamentosas. esto ya me puso sobre aviso acerca de la dudosa calidad del agua que llegaba a la charca. 


El paso por la charca artificial de limícolas no me supuso ninguna sorpresa. Estaba prácticamente seca y abandonada a su suerte, como otras veces y ni rastro de las aves que daban nombre a la charca. Al llegar a la charca artificial de anátidas me quedé boquiabierto.


Desde el observatorio comprobé que las aguas estaban completamente cubiertas por un tapiz espeso de algas filamentosas. Las escasas aves acuáticas que se dejaron ver (Porrones comunes y fochas), algunas con sus polluelos, nadaban a duras penas, cubiertas de estas algas pegajosas. Proceso de eutrofización en vivo y en directo.

Al regresar de la decepcionante visita me aparté del camino para continuar fotografiando cuanto se pusiera en mi camino, evitando pisar los delicados ejemplares de Limonium y pisando en el suelo libre de vegetación. 
Cuando me disponía a fotografiar una planta del saladar que me había llamado la atención, un todo terreno blanco se paró en el camino, justo a mi altura. De él bajaron un técnica de la Consellería de Medi ambient y un policía municipal que se dirigieron a mí, indicándome que estaba prohibido salirse del camino. Yo les contesté, ingenuo de mí, que era biólogo, dando a entender que sabía lo que hacía. Pero resulta que ser biólogo no da patente de corso y me respondieron que por eso mismo debía dar ejemplo. Al final me perdonaron la denuncia y siguieron su camino. Yo seguí el mía pero sin apartarme del camino señalado, avergonzado y sintiéndome culpable.


Las personas que me reprendieron cumplían con su deber. Nada que objetar. Pero me resultó paradójico la preocupación por el control de las visitas a este singular y frágil paraje por parte de una Ayuntamiento que aparentemente descuida el mantenimiento del humedal en unas condiciones aceptables (calidad de las aguas) y que al parecer restringe el espacio protegido (se desprotegen unos 300.000 m2, según AHSA) en el nuevo Plan especial del Clot, permitiendo usos urbanísticos.


Entre guardias jurados, cazadores, vigilantes, policías, técnicos y agricultores airados, no podremos disfrutar de la Naturaleza libremente. Tendremos que llevar permisos variados y, por supuesto,  el carnet en la boca.

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